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Nos encontramos en la segunda revolución del deporte

La primera Revolución tuvo lugar en 1.975. Año en el que 22 países europeos firmaron la Carta Europea del Deporte para Todos. Esa Constitución Europea del Deporte, que afectaba a España, como firmante de la misma, hacía pasar al deporte de ser un privilegio a ser un derecho.

Ese mismo año España inició la transición que le permitió pasar de un régimen absolutista a otro democrático. Ambas circunstancia fueron para el deporte español decisivas: Conquistamos el derecho al deporte y los ayuntamientos y resto de instituciones democráticas, lo posibilitaron, a partir de 1.977.

La segunda revolución que comenzó en 2.009, primer año en el que la Renta Per Cápita española fue inferior a la del año anterior.

Ese dato repetido en años posteriores con pocos matices diferenciales, y extendido al entorno de la Unión Europa, ha creado un estado de cosas que han obligado a la zona Euro a ajustes en la distribución de las cargas económicas de los servicios coofrecidos por la administración y el sector comercial y que, en buena medida, configuraban el llamado “Well fare state”, o “Estado del bienestar”.

Esta revolución provoca, entre otras muchas cosas, que el gasto sanitario de la administración se adecúe a las subidas o bajadas de la Renta Per Cápita.

Otras adecuaciones de la participación pública a la situación económica general, afectan a servicios sociales relacionados con la dependencia, con el ocio de cualquier edad, con la educación, con la cultura y, ¿Cómo no?, con el deporte.

Fundamentalmente afectan al deporte federado, pero también al deporte escolar y al deporte para todos y todas.

Y, afectan a la baja porque, en definitiva, las administraciones tienen menos recursos para las mismas necesidades.

¿Cómo reaccionar a la nueva y, parece que bastante estable, situación?

El Parlamento español, reacciona con la promulgación de la ley de “racionalización y sostenibilidad financiera de la administración local” (27-12-2013) (LRSFAL), que obliga a gestionar los servicios públicos de forma sostenible y eficiente. O lo que es lo mismo, se insta a los ayuntamientos a no generar ni mantener servicios que no sean sostenibles económicamente.

Equilibrar costes y precios, en pro de la sostenibilidad económica y del crecimiento del servicio, parece la solución que la ley de “racionalización y sostenibilidad”, plantea.

Desde otro punto de vista, la cooperación entre agentes públicos y privados, en el ámbito del deporte, que tiene largo recorrido en el deporte federado, comienza a tener sentido en el denominado deporte para todos y todas o, deporte ocio-salud, donde el sector comercial ha irrumpido con fuerza.

La Carta Europea del Deporte, de 1992, ya anima a la cooperación de la administración con el sector comercial del deporte:

Artículo 3.-5. “Se alentará a las organizaciones deportivas a que establezcan relaciones mutuamente satisfactorias, entre sí y con sus socios potenciales, como el mundo comercial, los medios de comunicación, etc., sin que ello resulte una explotación del deporte ni de los deportistas”.

En este mismo sentido la propuesta de Carta Española del deporte de 2015, presentada en Santander, el 8 de mayo, por FAGDE, contempla al sector privado, incluido el comercial, como un agente activo y necesario en el entramado deportivo:

Artículo 3,-1. “Entendemos por sistema deportivo el conjunto de organizaciones y actores públicos, privados, voluntarios, profesionales o empresariales que conforman el hecho deportivo”.

Por su parte, el 15 de enero de 2014, el Parlamento Europeo aprobó la 1ª directiva sistematizada, sobre contratos de concesión de obra pública y de servicios. La directiva distingue dos tipos de concesiones: La de obras y la de servicios.

Define la relativa a servicios, como sigue: “La concesión de servicios es un contrato, por el que uno o más poderes adjudicadores confían la prestación y la gestión de servicios, distintos de la ejecución de las obras, a uno o más operadores económicos, cuya contrapartida es bien el derecho a explotar los servicios objeto del contrato, con o sin canon de explotación”.

Es decir, en el entorno Euro, la colaboración público-privada de larga tradición en el ámbito de la obra civil, se comienza a contemplar también en el mundo de los servicios.

Ley española, Cartas del Deporte y Parlamento Europeo, nos facilitan una línea a seguir para la sostenibilidad de los servicios deportivos y para perseguir su deseable generalización.

Pero volvamos al concepto de “segunda revolución”, la primera había sido, recordemos, lograr el “derecho al deporte”. Pues bien, la crisis en la que nos hemos instalado y de la que ya hemos comentado alguna consecuencia, se agudiza en el campo sanitario, con un progresivo aumento de la esperanza de vida, unido a un alto nivel de dependencia asistencial, en los últimos años de vida.

Para el experto John Morley, director de Geriatría y Endocrinología de la Universidad de Saint Louis, y refiriéndose a España, la población de mayores de 65 años pasará del 16´8%, en el año 2.000, al 20%, en el año 2020. Supongo que la realidad de nuestra comunidad no es muy diferente. El inminente 20% de personas con más de 65 años, nos pondría, según el catedrático de la universidad pública de Navarra, Mikel Izquierdo, al frente del ranking mundial de personas mayores.

La incapacidad funcional que hace dependientes a cerca de un 10% de la población en nuestra sociedad, tiene complicada recuperación, no más allá del 30% de los procesos son reversibles. Lo que plantea la total necesidad de intervenir sobre fases previas.

La dependencia es un estado que, en la mayor parte de los casos, tuvo fases previas, como la de la fragilidad, y ésta está producida por la “sarcopenia”, término con el que denominamos la pérdida degenerativa de tejido muscular.

Si bien la sarcopenia no tiene un fácil diagnóstico, si que tiene una fácil prevención: el ejercicio físico y la ingesta saludable.

El total de la población, creemos, teme tener un periodo más o menos largo, al final de su vida, dependiendo de familiares, de fármacos o de la administración, o de todo a la vez. A ese temor habríamos de añadir, que las situaciones familiares no presentan la mejor de las caras en estos momentos, en los que todos los miembros adultos deben trabajar.

En tales circunstancias, dificultades familiares y de la administración, la prevención de la fragilidad y de la posterior disfuncionalidad, pasa por la lucha contra su principal caldo de cultivo: El sedentarismo.

Algo más de la mitad de nuestra población es sedentaria, y ese porcentaje aumenta severamente en las personas que sobrepasan los 50 años. En esto nos ganan, por mucho, sociedades, que aún con menos longevidad, tienen unos niveles de dependencia, sensiblemente menores, como los países del norte de Europa.

El último Eurobarómetro, sobre práctica deportiva, nos ubica ampliamente por debajo de países como Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia o Irlanda, y aún lejos de otros más cercanos como Holanda, Bélgica, Luxemburgo o Eslovenia.

Por todo lo anterior parece necesario que nos recetemos deporte, deporte contra el sedentarismo, deporte contra la sarcopenia. Esta es la nueva revolución, el paso del deporte derecho, al deporte necesidad.

Resumiendo:

En definitiva, nos encontramos en una nueva situación, cuyos principales ingredientes son:

  • La necesidad de racionalizar el gasto y hacer sostenibles los servicios
  • La necesidad de la cooperación público-privada en el sector servicios.
  • La necesidad individual y social de combatir eficazmente el sedentarismo.

Estos tres aspectos convierten al deporte en una cuestión de Estado, en un aspecto a tratar con la máxima importancia desde la administración.

A estos tres ingredientes podemos añadir un cuarto: el deporte conforma un sector de ocio y de socialización asequible para la mayor parte de la población, e incluso un quinto: La potencialidad de crecimiento del sector es del 100%.

Estos dos aspectos, hacen que el deporte tenga un importante atractivo para la inversión privada.

Inversión que, sin embargo, no está exenta de riesgos y que debe medir con mucha precisión aspectos tales como:

  • Ubicación de los equipamientos
  • Características de la zona de influencia
  • Potencialidad comercial de las instalaciones
  • Precios a aplicar
  • Canon o canon inverso

Y, como consecuencia:

  • Dimensionamiento y diseño de los equipamientos y de la oferta que puedan generar

En BeUp, empresa joven, integrada y dirigida por deportistas, creemos firmemente en los valores con los que, desde comienzos del siglo XX se relaciona al deporte, lo que nos obliga a asumir un código de conducta en el que la Responsabilidad Social Corporativa, proyecte todas nuestras posibilidades estructurales y económicas a favor de nuestra misión: La promoción del deporte en nuestro ámbito de influencia.

Esto significa que el crecimiento de la población activa, en el contexto del deporte para todos y todas, tiene que repercutir en la promoción del deporte escolar y del deporte federado.

BeUp persigue generar en el entorno de sus equipamientos una sociedad deportiva, es decir un conjunto poblacional cuyo modo de vida esté definido por lo que mundialmente se conoce por fair play, pero que podemos adaptar a un término más coloquial y que entendemos bien, en nuestro lenguaje: deportividad.

Deportividad en las relaciones personales, en el trabajo, en el estudio, en la vida familiar.

El deporte, entendido por beUp, ha de sobrepasar los límites de la sala de fitness y de la instalación, para hacerse patente en la zona de influencia.

Nuestra misión en beUp es transmitir que el entrenamiento, como hábito de vida, transciende de la conformación de un buen estado fisiológico o de una armónica biotipología, que superación, perseverancia, solidaridad, voluntad, salud, amabilidad, conciencia social, respeto, capacidad de decisión o responsabilidad son valores que, entre otros, han se dimanar de nuestras estructuras organizativas y de nuestras instalaciones. Nos hemos empeñado es ser el centro cívico de la zona, y pretendemos, además, ampliar día a día nuestro radio de influencia.

Naturalmente somos una empresa, que no puede permitirse operar por debajo de costes, pero además somos una empresa que nació para cooperar con la administración, hemos encontrado ahí nuestra oportunidad empresarial, por dos razones:

  • Podemos ayudar a las estructuras municipales a deportivizar el municipio, con precios que basados en la sostenibilidad, puedan acercar el deporte a todas las personas.
  • Podemos cooperar con los principios de “la ciudad educativa”, cuestión a la que hacíamos referencia cuando planteamos sobrepasar la limitación de nuestras estructuras.

Naturalmente somos una empresa que no puede permitirse operar por debajo de costes, pero entendemos que eso, lejos de ser una traba, es la base misma de la oportunidad de crecer y poder llegar a todo el mundo.

Del mismo modo, y respecto al compromiso pedagógico que adquirimos, nuestro lema “muévete, diviértete, se feliz” ha de conformar un compromiso de actuación para Be Up, pero también ha de ser un elemento de atracción para los sectores más reticentes al ejercicio físico o más sedentarios.

Nuestra colaboración con la administración local tiene vocación de duradera y ha de ser mutuamente provechosa, por lo que necesariamente escucharemos las necesidades del municipio, plantearemos nuestras soluciones, y trataremos de posibilitar las demandas locales, a través de un proyecto económicamente viable.